lunes, 21 de diciembre de 2009

SMO - Una Pesadilla

De pie en medio de la calle, es temprano, estoy frente a la casa de mis padres, un sudor helado recorre mi espalda, mis piernas tiemblan, mis mejillas están encendidas y me ahoga la angustia. De pronto comienzan a llagar mis familiares, mi padre, luego mi madre y mi hermano, no puedo creerlo con comprendo que hacen ellos aquí, luego se paran a mi lado mis vecinos, todos formados, algunos de mis amigos, todos formados en tres filas, una detrás de la otra, los uniformados que nos sacaron de casa vestidos con de combate, cascos en sus cabezas y pesados fusiles nos miran con desprecio…

Entonces miro el reloj, son las 5:45 de la mañana, estoy despierto, me encuentro en mi cama, no estoy formado afuera de la casa de mis padres, ni en el bus camino a la base, estoy seguro, soy libre, fue solo una pesadilla, una mas, la misma que hace más de diez años se me repite de vez en cuando, cada vez con menos frecuencia, a mi lado esta mi mujer, duerme placidamente, en poco mas de una debe levantarse para ir a trabajar, yo en cambio, me encuentro cesante, con algunos compromisos que cumplir trabajos pequeños que debo entregar, nada realmente interesante.

Despertar una vez más con esta sensación de temor, aunque estas pesadillas se repitan cada vez con menos frecuencia, su efecto siempre es el mismo, un terrible miedo se apodera de mí, el solo pensar en vestir el uniforme, regresar a la base, sentir los gritos en mi oído, ver aquellos rostros llenos de ira, soportar a los soldados antiguos que a veces eran peores que los mismos instructores, o ser castigado por cualquier motivo sin importar que ni siquiera yo estuviera presente cuando ocurrió la falta.

Pensar en todo esto me lleva casi de inmediato a encender mi computadora, quizás en la Web exista algún material con información sobre otras personas que vivieron algo similar a lo mío en el SMO. Rápidamente me encontré con una serie de comentarios sobre el tema, impresionado con los relatos de diferentes vivencias, leí uno a uno lso comentarios que en realidad siempre creí, solo me habían afectado a mí. Sin embargo el caso es que solo encontré pequeños relatos, comentarios y opiniones, que en su mayoría se remiten a golpizas y abusos de instructores, o cosas de ese estilo. Pero el SMO es más que castigos e insultos, también se conoce la amistad, la disciplina y el orden entre muchas otras cosas. Creo que las personas debemos quedarnos con lo mejor de cada experiencia, eso no implica olvidar aquellas cosas que nos dañaron, con ellas hay que convivir, se deben superar, darles un buen uso, esa es mi intención al escribir estas líneas, desahogarme, limpiar aquellas cosas que guarde durante tanto tiempo y que por diferentes motivos escondí en lo mas profundo de mi ser.

Mientras realicé el SMO, registre todas mis vivencias en un diario de vida, una idea que nace cuando tenía quince años, casualmente me topé con los diarios de vida de mis hermanas mayores, me pareció una buena idea registrar aquellas cosas que a uno le ocurren día a día, quién sabe quizás a alguien podrían interesarles en el futuro. Mi diario me acompaño en esta nueva experiencia, a pesar del riesgo que corría de ser descubierto por alguno de mis compañeros o peor por uno de mis instructores.

Más no conforme con mis memorias de aquella época, hace unos años decidí registrar en forma escrita detalles de otros momentos que viví en el servicio militar obligatorio, a menudo vienen a mi mente recuerdos que son dignos de relatar, escribí varias páginas, muchas son anécdotas inolvidables que estoy seguro mis excompañeros deben recordar tanto como yo. Es curioso como en medio del dolor y la frustración uno puede encontrar el espacio para la risa.

Sin embargo por algún extraño motivo deje de escribir sobre esto, quizás el miedo a que alguien se moleste por lo que cuento, o la sensación de que a nadie podría importarle mis vivencias, o simplemente las múltiples actividades que realizo.

Quiero dejar muy en claro, que lo que me lleva a escribir sobre esta experiencia no es el odio, el rencor o la denuncia. No busco compensaciones, muchos de los exmilitares hoy en día los considero mis amigos, a pesar de que algunos de ellos se escapan cuando me ven, nunca mi intención fue acercarme a reprocharles nada, menos a golpearlos, solo quise saludarlos, preguntarles como se encuentran, contarles un poco de mí, de mis pequeños logros, etc.


Solo busco el desahogo, el registro de un conjunto de vivencias que como antes dije me marcaron profundamente, ya sea para bien o para mal, no es mi intención juzgar eso, solo quiero compartirlo con personas que vivieron situaciones parecidas, o con quienes tienen la inquietud de saber un poco mas del tema, incluso con quienes justifican el SMO como la mejor opción para “servir a la patria”, lo cual me parece discutible.

Mañana continuó escribiendo, contaré desde el principio la forma en que ingrese al SMO, que a todo esto no tiene nada que ver con mis pesadillas…